No es tan sencillo como parece
Pero incluso en lo que parecía nuestro pequeño mundo perfecto, se me escapaban señales sutiles. Sus madrugadas en el trabajo, la forma en que guardaba su teléfono y el creciente vacío en sus ojos apuntaban a algo que yo me negaba a ver. Me dije a mí misma que era sólo el estrés de la inminente paternidad, pero no sabía que estaba a punto de enfrentarme a una conmoción que no esperaba.

No es tan sencillo como parece
Una revelación inesperada
Empezó como un día normal: una cita rutinaria con el médico y un antojo de pepinillos y helado de frambuesa (sí, lo sé, extraños antojos de embarazada). Pero cuando llegué a casa, sentí que el destino me tenía reservado algo más. Al entrar en nuestro dormitorio, mis ojos se fijaron en algo que claramente no pertenecía a ese lugar.

Revelación inesperada