Silencioso reconocimiento en cada mirada del hospital.
Mientras deambulaba por los pasillos del hospital, percibí que todos los empleados fijaban en mí su mirada y asentían suavemente. Había un cambio palpable en sus ojos, como si hubiera alcanzado una especie de medalla invisible por mi valor. Este reconocimiento mudo de quienes me rodeaban marcaba una transformación discreta pero significativa. Una enfermera se acercó sigilosamente y, al pasar, me susurró: “Me alegra que hayas alzado la voz”. La calidez de sus palabras se imprimió en mí, reafirmando una vez más mis decisiones.

Silencioso reconocimiento en cada mirada del hospital.
Un encuentro inspirador en el pasillo
Sin querer, choqué con la Dra. Patel en el abarrotado pasillo. Con una gran sonrisa, me expresó: ‘Hemos transformado las cosas. Tú iniciaste esa transformación’. Esas palabras lo significaban todo. No necesitó muchas palabras para elevar mi espíritu. Saber que nuestros esfuerzos no solo estaban causando ondas, sino olas en un sistema que clamaba por cambio, era poderoso. El cambio podía ser lento, pero estaba ocurriendo, paso a paso.

Un encuentro inspirador en el pasillo
