Inicio de mejoras en supervisión y reconocimiento avanzan.
Cambios prometidos El hospital juró implementar un innovador sistema de vigilancia, destacando una exhaustiva formación en traumas y recurriendo a evaluaciones externas para prevenir futuros comportamientos indebidos. Prometieron que los procesos se transformarían, pero en mi interior sentía que esto era solo el comienzo de algo más grande. Lo sucedido era imborrable: las cicatrices existían, tal vez ocultas, pero eternas. Sin embargo, flotaba una tenue esperanza de que estábamos avanzando; aunque no sanados del todo, al menos éramos vistos.

Inicio de mejoras en supervisión y reconocimiento avanzan.
Un refugio de apoyo entre semejantes.
Tras las puertas de una sala vacía en el centro, hallé consuelo junto a otros que, como yo, habían sufrido. Nos reunimos en un grupo de apoyo silencioso, un espacio seguro donde podíamos compartir nuestras vivencias sin reservas. Nuestras historias resonaban con el eco del sufrimiento, reflejando las razones que nos empujaron a dar el paso. En medio de ese círculo, descubrí un inesperado alivio al entender que no éramos solo supervivientes, sino guerreras decididas a luchar por la justicia, no solo por nosotras, sino por aquellos que no podían hacerlo.

Un refugio de apoyo entre semejantes.
