Un lobo visita a un hombre todos los días a la misma hora. La razón lo deja sin palabras.

PUBLICADO EN 07/28/2025
Publicidad

Una sorpresa rocambolesca

“¡No!” El grito de Albert rebotó en los acantilados, agudo y desesperado. El miedo le arañó el pecho mientras se preparaba para lo peor, pero se encontró con una visión inesperada. Corriendo hacia el borde, vio al lobo abajo, bien encaramado a una roca más baja. Sus penetrantes ojos se clavaron en los suyos, casi como diciendo: “¿A qué esperas? Baja” A Albert le retumbó el corazón en el pecho. Esto distaba mucho de lo que había previsto cuando decidió seguir al lobo hasta aquí.

A Rocky Surprise

Una rocosa sorpresa

Publicidad

La vacilación golpea

La mirada penetrante del lobo le hizo señas, pero Albert vaciló. Miró hacia el precipicio, dudando de si su cuerpo, envejecido y menos ágil, podría soportar el descenso. De pie al borde del acantilado, se enfrentaba a un momento crucial: un ajuste de cuentas entre su voluntad y su capacidad. El peso de la decisión le presionaba, cada segundo se dilataba mientras contemplaba la prueba física que le esperaba.

Hesitation Strikes

La vacilación ataca

Publicidad